Al hablar de educación, pareciera centrarla únicamente en la escuela sin atender que se aprende en todos los contextos donde nos desenvolvemos y es justamente una de las exigencias de la educación del s. XXI: sustentar el aprendizaje en cualquier contexto y con distintos agentes que enriquecen las experiencias y aprendizajes de la vida cotidiana.
Hay que ampliar la visión de la educación: se aprende de todas formas y distintas maneras... estar en la calle, en la casa, viendo tele, curioseando en redes sociales, participando en reuniones sociales, compartiendo con los vecinos... cada situación nos deja un aprendizaje, por lo que no debemos pensar que la única responsable de enseñar es la escuela y lo único que hay que aprender son los contenidos académicos.
Si bien estos contenidos académicos requieren de cierta formalidad, no subestimemos los otros aprendizajes de la vida, por ello llamamos Nichos de Aprendizaje a todo aquello que nos llena de información y que luego se transforma en aprendizaje, no sólo en la primera infancia, sino durante toda la vida.
La familia y la comunidad, incluyendo las virtuales, son colaboradoras de la escuela y mas allá de servir de apoyo, son corresponsables con la escuela par ala puesta en valor de los aprendizajes ya que el aprendiz es uno solo: es el mismo niño que es alumno, hijo, hace deportes, juega, en fín, el que desempeña los diferentes roles que en su condición le toca asumir.
Por ello debemos ver a la familia y la escuela como núcleos vertebrados y fundantes de los aprendizajes personales que potencian las capacidades del niño para MADURAR desde su propia experiencia.
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