Estos días estoy ganada a estudiar el discurso infantil, ese que siempre ha llamado mi atención y que en repetidas oportunidades les he compartido en mis redes sociales, por esas expresiones verbales tan ricas en contenido, filosóficas y hasta divertidas, que me dicen los niños... Una tortuga feliz, nunca se esconde... lo recuerdan? Pues hoy quiero hacerlo sistemáticamente y analizar metódicamente esas afirmaciones, que me dejan vivir, la personita que está detrás de esas verbalizaciones.
El primer paso para dar en este análisis es saber cómo obtener la información... definitivamente en este caso será con la entrevista abierta o semi-estructurada, que de cualquier manera me permita entablar un diálogo amistoso, no condicionado con el niño, el que ya nos conocemos, hará más fácil este diálogo.
Con los niños la entrevista debe ser igual que con el adulto: una metodología adaptada a su nivel evolutivo y un guión mas o menos predeterminado que la oriente y le de seguimiento.
Por mi parte, como entrevistadora, escuchar sin interrumpir y llevar el hilo de la respuesta, siendo reflexiva en cuanto, darle a entender al niño que entiendo su planteamiento y desde allí continuar, sin que sea un mero intercambio de preguntas y respuestas.
Estar calmada y relajada, sin hacer preguntas que puedan intimidar o incomodar al niño, sino tratar de conocerlo y de que él me conozca.
Dejar que le niño hable y si la entrevista toma un matiz diferente, por la necesidad del mismo niño, igualmente dejar que fluya... la riqueza de sus verbalizaciones es lo que me facilitará conocerlo y desde su propio ser, entenderlo!
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