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domingo, 24 de marzo de 2013

Educar, no imponer...

Esta semana he pensado mucho sobre lo que les relato, algunos de ustedes, conocen la historia de mi vida y temí ser mal interpretada, mas la idea seguía fija en mi pensamiento y no podía dejarlo pasar a propósito de estos días que tendremos, para unos de diversión, paseo y vacaciones, para otros de descanso, para otros de manifestación religiosa. Particularmente pienso que es un tema muy difícil de tratar con adultos y niños, a la hora de conversar o fijar posición ante cualquier evento, porque no se trata de religión, el asunto va mas allá.
 
En el mundo hay muchas religiones con una sola razón de ser, la FE... en algo que no vemos, no palpamos, ni siquiera sentimos, sólo creemos y describimos como una fuerza mayor que dirige, guía y sustenta nuestra existencia. A mi mode de ver, la religión es la práctica de esa fe, es la conducta observable, la operacionalización de la variable, que me permite describir y etiquetar, bajo qué condiciones manifiesto mi creencia en ese Ser, al que igualmente damos diferentes nombres y al que adjudicamos diferentes poderes, naturales, sobrenaturales, sobrehumanos, mágicos y hasta medicinales.
 
Actualmente existe el debate de si enseñar o no religión en la escuela, y dentro de esa enseñanza cuál religión enseñamos? De quién depende la decisión? Cómo hacer con aquellos alumnos que no comparten estos criterios y se confiesan profesos de otras prácticas religiosas? Cómo enseñar realmente fe y/o religión? Quiénes están realmente preparados para educar en la fe y en la religión?
 
Comparto con muchos la idea de que la educación en la fe no puede dajarse al libre albedrío, y que de igual forma no debe imponerse, muchísimo menos con promesas de recompensas o castigos que llevan a practicarla pero sin la MADUREZ necesaria que implica esta decisión, sino bajo obligación, lo que le hace perder el sentido y justificarse en cualquier cosa para dejarla de lado y solamente practicarla en situaciones específicas, con rituales rutinarios y vacíos que terminan siendo eventos sociales.
 
Considero que aquí la familia es pieza clave, que educa de tal manera que cuando ese niño que esta en formación sea adulto, puede tomar la decisión de continuar su lineamiento de vida bajo los parámetros que le fueron enseñados o  escoger otro camino de manifestación de FE, con la seguridad de actuar en libertad, con criterios suficientemente sólidos, sin complacer a nadie, sin temor a ser juzgado o rechazado, defendiendo sus propios conceptos de vida y siendo congruentes con lo que su ejemplo deja ver.
 
La iglesia, comunidad, asamblea... sea cual sea el nombre que se le dé, es el complemento, donde se practica la fe, bajo ciertos parámetros religiosos propios de cada una, mas no lo es todo, e igualmente considero que no tiene la última palabra. Esperar que sus representante sean ejemplo intachables de vida es aspirar a la perfección del humano y dejar de cumplir las obligaciones religiosas sólo porque en ellos prevalece esa condición humana, es excusa para evadir las propias.
 
Y aunque no es de mis cantantes favoritos, repito una canción de Arjona que  mueve mi fe, 
Jesus es verbo, no sustantivo,  es acción, actuación, demostración, calidad de afecto, no el  nombre que repito cuando lo necesito o que callo cuando requiero de un culpable.
 
 

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