Continuando con el tema de la SALUD en MADUREZ, y
considerando que el niño, no es el único responsable de su proceso educativo, es
importante referir, que el docente, debe conocer muy bien cada uno de sus
alumnos, sus capacidades, actitudes y limitaciones, sobre todo cuando una
enfermedad poco frecuente, se hace acompañante del niño durante su vida, y que
puede estar influyendo en su aprendizaje.
Es igualmente importante, la formación continua y permanente,
que lo haga capaz de educar y no solamente instruir, que le permita la
detección temprana de las dificultades de los niños, así como la adaptación
curricular, que le permitirá la puesta en práctica de las soluciones,
incluyendo a todos los agentes partícipes del proceso escolar.
Específicamente:
1. Conocer
los fundamentos básicos de la tarea educativa.
2. Priorizar
los procesos de enseñanza-aprendizaje, y así adaptar las competencias académicas
(lecto-escritura y cálculo) a las necesidades de cada niño.
3. Comprender
y aplicar diferentes metodologías de enseñanza, que le permitan el acercamiento
a cada niño, atendiendo su estilo y canal de aprendizaje.
4. Emplear
diferentes recursos, incluyendo los tecnológicos, que actualmente, se
encuentran al alcance de la mano.
5.
Evitar
la repetición memorística como única forma de evaluación y ajustar a la
realidad y necesidad del niño.
6. Incentivar
un clima escolar, donde todos los alumnos tengan igual participación en la
resolución de conflictos y normas disciplinares.
7. Vigorizar
su DISPOSICIÓN, manteniendo vigente el pensamiento, de que la educación
necesita profesionales con vocación, para efectuar la tarea.
Atender las competencias, desde las potencialidades de cada
niño, les posibilitará insertarse en el mundo social y laboral, centrado todos
los esfuerzos, de familia – escuela y alumnado, hasta alcanzar esta meta.
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