
Compartía con nosotros la Dra. Hornos, que hay que enseñar al niño a manifestar lo que siente, desde las mariposas en el estómago, hasta poderlo describir con palabras, como un sentimiento protector personal, constiuyéndose el afecto como la base del desarrollo psicológico, a lo que personalmente le agrego, la base a la disposición que nutre la madurez, que nos prepara con éxito a alcanzar nuestras metas y trazarnos otras, una vez alcanzadas las anteriores.
De igual forma, desde el vínculo afectivo, se construye la identidad, con un afecto expreso, porque no sólo hay que enseñar a amar, hay que igualmente, enseñar a ser amado... el recibir afecto, hace que los niños se sientan queridos, especiales, y con sentido de pertenecia y seguridad, que les permite enfrentarse a las exigencias y aprendizajes propios de la edad en que se encuentra.
Vincular implica, tiempo y esfuerzo emocional, dar consejos y apoyar en las dificultades, escuchar... también sucede entre la familia, que si el amor no se cuida, se acaba. El tiempo de calidad sin cantidad, tampoco funciona, hay que ser y estar, mas allá del hacer, que puede confundir el afecto con llenar un espacio y tiempo, que en nada resultan nutritivos a las relaciones familiares y el desarrollo del niño, con seguridad y compromiso propio y hacia losdemás.
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