La escuela en su tríada activa, familia – escuela – comunidad, representa el escenario primario de la prevención en pro del desarrollo íntegro del sujeto desde la infancia, integrante de una familia y una comunidad con exigencias propias a las que debe responder, para lo que se requiere de suficiente madurez, a fin de enfrentarlas y asumirlas con éxito y sin tensión emocional.
La psicología escolar, como promotora de desarrollo, permite potenciar y fortalecer las aptitudes y actitudes de los niños desde una psicología de la prevención, con la atención temprana de las habilidades y capacidades que poseen, para desempeñar sus tareas, y donde la debilidad en alguna de estas, limitan y frenan este desarrollo.
Visto desde esta perspectiva, se define un marco evolutivo referencial, aplicado desde y para la escuela, donde la propuesta se orienta a sistematizar un diseño multidimensional, como un estado bio-psico-social de completo bienestar, en función de identificar aquellos factores que promueven este desarrollo de cara a alcanzar Madurez Escolar, evitando así la posterior intervención correctiva, que supone gran costo a todo nivel.
El psicólogo escolar, debe ser visto, como el pediatra emocional - conductaual del niño, a quien se consulta desde temprana edad, para comprobar que los hitos del desarrollo se van dando según lo esperado para su momento evolutivo, así, se trabaja en prevención... atender el desarrollo, que implica madurez, desde niños, es garantizar un adulto competente y exitoso.
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