Revisando los teóricos que han estudiado la MADUREZ, cito a REMPLEIN (1966) quien la define como “la capacidad que aparece en el niño de apropiarse de valores culturales tradicionales junto con otros niños de su misma edad, mediante un trabajo sistemático y metódico”. Refiere cuatro aspectos básicos a considerar:
Funciones de orientación, considerando los factores de percepción analítica y capacidad de atención – concentración.
Actitud de Trabajo o atención que permite la concentración para determinadas actividades en forma sistemática para responder a las exigencias escolares.
Social en cuanto relaciones adecuadas con niños y adultos.
Biológica considerando el desarrollo corporal y psíquico.
ARNOLD GESSELL (1964, 1965, 1972, 1978) dejó un enfoque basado en el despliegue de competencias biológicamente determinadas, las cuales definen un esquema de aparición de conductas basadas en la edad cronológica, popularizando así la maduración como la base del desarrollo que posteriormente se conoció como Teoría Maduracionista. Estudió el desarrollo físico y mental del niño normal dejando un registro observacional del niño ente 0 y 16 años en cuatro áreas del desarrollo: adaptativa, lenguaje, motora y social.
Por su parte, CONDEMARÍN (1978) manifiesta, que implica un concepto amplio y globalizador que incluye múltiples estados de aprestamientos (Johnson y Myklebust, 1967). Así, la madurez se genera en un proceso progresivo en los aspectos del conocimiento, del lenguaje, del cuerpo, intelectual, moral, social y emocional que caracterizan la vida del niño y de todo ser social.
Proponen los siguientes factores de madurez:
· Edad: la madurez se alcanza con el paso del tiempo.
· Factor Intelectual: se ha verificado la relación directa con la madurez. Un niño puede tener inteligencia superior y ser inmaduro en un área específica, por ejemplo en coordinación viso-motora.
· Salud: una salud deficiente puede constituir la base de dificultades del rendimiento escolar por los niveles mínimos de energía que suponen.
· Estimulación Psico-social: las oportunidades de aprendizaje que le brinde el ambiente, no sólo escolar, repercute en la motivación, incentivos, lenguaje y desarrollo en general.
· Sexo: considerando que las hembras maduran mas tempranamente que los varones.
CANO Y RAMOS (1993) se refieren a la madurez como un estado en que se encuentra el niño y que se alcanza gracias a la acción combinada de aprendizaje y experiencias vividas, concuerdan con Calderón (s/f) como “el estar listo para iniciar determinado aprendizaje”, hay madurez para aprender cuando el sujeto se encuentra en disposición de aprender con facilidad y un mínimo de esfuerzo.
Posteriormente PANTER Y BRAKEN (1995) contraponen tres perspectivas básicas para estudiar la Madurez Escolar:
1. Perspectiva Biológica, definida como la presencia de hitos producto de la maduración que el niño evidencia antes de entrar en la escuela e iniciar el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura y la matemáticas. Se considera un modelo psicofuncional.
2. Perspectiva de las Destrezas, donde la presencia de prerrequisitos garantizan el adeucado aprendizaje de la lecto-escritura y matemáticas. Ejemplo de esta perspectiva son el Test ABC de Filho y los estudios realizados por Becasse.
3. Perspectiva Multidimensional, (Kagan, 1990) que plantea la interacción de factores y calidad de contextos, interrelacionando las dimensiones:
· Físico y Motor
· Socio-emocional
· Disposición para aprender
· Lenguaje
· Cognición y Conocimientos.
PORTOLLANO, MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ (2000) hablan de madurez neuropsicológica, definiéndola como el nivel de organización y desarrollo madurativo que permite el desenvolvimiento de las funciones cognitivas y conductuales de acuerdo con la edad cronológica del sujeto. Sugieren los autores que su evaluación debe realizarse por medio de la administración de un instrumento que mida diversas áreas de funcionamiento cerebral, específicamente de las funciones cognitivas superiores, entre ellas la atención, el lenguaje, las funciones sensoriomotrices, funciones perceptuales y memoria, además de la lateralidad.
Los autores antes mencionados, coinciden en que la MADUREZ, indistintamente del aspecto que considere, debe evaluarse en la diversidad de dimensiones que implica y que conforman la integridad del niño, ya que, mientras mas completa sea la evaluación, mas fácil será la comprensión de las funciones o áreas del desarrollo que están afectadas, además de identificar aquellas que se constituyen en fortalezas, presentadas en interrelación e interacción.
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