En estos días de confusión infantil, por la situación que estamos viviendo los venezolanos, desde distintas fuentes, encontramos como recomendación el permitirle a los niños demostrar sus emociones frente a su experiencia, entendida desde su momento evolutivo.
En las consulta clínica, los papás preguntan ¿cómo es eso de dejarle manifestar sus emociones?...
Particularmente recomiendo:
- Es importante trabajar en la comunicación, conversar con nuestros niños de diferentes aspectos, desde cómo nos sentimos hasta diferentes formas de resolver una situación que no necesariamente debe ser conflictiva.
- También es importante trabajar la empatía, que entienda sus sentimientos y los del otro. Una buena estrategia para lograrlo es el juego de roles, donde el niño actúa de papá y el papá de niño escenificando la situación, donde queremos que sea empático. De cualquier manera se verá como en un espejo y para él será mas fácil entender, lo que le queremos comunicar.
- Enseñarlos a controlar su ira, estableciendo límites y poniéndolos en práctica.
- Enseñarle a reconocer sus emociones, mediante fotografías, imágenes, cuestionándolo: ¿qué le pasa a este niño?
- Darle nombre a las emociones: "estoy enfadado"... "estoy contento"... y escucharle sus argumentos, sin cuestionar ni criticar, mucho menos desvalorizarlos.
- Una vez terminada la rabieta, enseñarle qué antes de gritar o pegar puede expresar lo que le molesta.
- Hablarles despacio y mirándolos a los ojos, de esta manera estamos enseñándoles la escucha activa.
- Lo esencial es facilitar a los niños suficiente confianza para que expresen lo que les preocupa, angustia o hace felices.
El hogar y la casa son los principales escenarios donde se desarrollarán y MADURARÁN, como respuesta a las vivencias y aprendizajes del día a día. Siempre digo que el momento mas importante del día, son eso minutos siguientes de reencuentro cuando regresan del colegio, es un tiempo donde nada puede interponerse: radio, llamadas telefónicas, negocios... porque es el espacio perfecto para contarnos nuestras anécdotas, escucharnos y enriquecernos como personas.
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