
Diagnosticar es comprender para explicar y prevenir efectos negativos, potenciando los positivos mas allá de la aplicación de pruebas proyectivas y psicométricas, para luego interpretar esos datos diacrónicos, enfatizando en que no es un proceso acabado, sino abierto a las modificaciones que el posterior tratamiento exige.
Particularmente pienso que el soporte del diagnóstico debe estar primero en la ética profesional del psicólogo o médico responsable, de igual manera en la EDUCACIÓN de todos los que nos rodean, de forma que los afectados seamos tratados desde lo que somos y no desde lo que tenemos. Lo importante es reconocer que NO SE ES la enfermedad o psicopatología, sólo se PADECE, por eso no tenemos niños autistas, tenemos niños con autismo; tampoco son niños TDA-H, son niños con déficit de atención con o sin hiperactividad y así el sin fin de nombres que requiere la atención del profesional para saber cómo intervenir oportunamente, con el diseño de un plan de trabajo consistente y factible, como forma de anticipar las limitaciones que se encontrarán en el camino.
Esta mañana, mientras desayunaba con un buen amigo, volvieron a mi cabeza pensamientos de cuando es difícil saber lo que está pasando y hace que el niño (o paciente adulto) presente determinada conducta, penalizante, en la mayoría de los casos y fué aquí cuando entendí que siempre es bueno saber "cómo se llama" ese amigo silente que camina con nosotros, porque de cualquier manera, orienta la ruta del tratamiento y lo pertinente que pueda ser, según la intensidad de los síntomas presentes... creo que también el saber el nombre, nos da tranquilidad, porque seremos tratados clínicamente desde lo que nos afecta y no haciendo ensayos infructíferos que no conducen a nada y comprometen seriamente nuestra salud.
Luego el asumir que se tiene una enfermedad, física o mental, siempre conlleva un compromiso llamado tratamiento, que en el caso específico del niño, la responsabilidad recae en un adulto cuidador, llámese padre, madre o cualquier persona que tenga su custodia, por lo que no podemos olvidar las diferencias individuales y la MADUREZ del niño para enfrentarse a este proceso, que puede implicar, ligereza por la adecuada aceptación del mismo o rechazo por lo exigente y limitante que pueda ser.
Diagnostica no es rotular... es saber qué nos aqueja y en función de ello, intervenir...
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