Madurez Escolar.... una propuesta de evaluación

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domingo, 8 de diciembre de 2013

Un día a la vez...

La infancia es el período mas corto de nuestra vida y es la etapa del aprendizaje por excelencia: aprendemos a ponernos de pie y a caminar, a hablar, a comunicarnos, a comer, jugar... vamos a la escuela, entonces viene el aprendizaje académico, sistemático y metódico, incluso las caídas, raspones y moretones, también son aprendizaje...  las estructuras biológicas y psicólogicas están en pleno proceso de maduración, por lo tanto las cualidades, procesos y funciones, tanto físicas como psíquicas, se interrelacionan y se constituyen en la base sobre la cual, este aprendizaje ejerce su influencia determinante, diferente y propio de cada niño, porque cada uno constituye una integridad formada por varias áreas del desarrollo, que en conjunto lo hacen el ser que es y el adulto que será, capaz de enfrentar los diferentes retos que se le presenten.

El ritmo -adecuado, acelerado o lento-, depende mucho del área biológica del niño, por lo que el respeto es el principal agente a considerar y de esta manera evitar acelerar este ritmo, saltar momentos o esperar que el tiempo hable, porque se comprometería el establecimiento de las bases, para las adquisiciones mas complejas.

Así se hace pertinente crear un sistema organizado, partiendo de las particularidades evolutivas de cada niño, en pro de la estimulación apropiada que permitirá lograr metas del desarrollo, donde se siga una determinada secuencia en el surgimiento y cambio de las etapas evolutivas, sobre las formaciones biofisiológicas y psicológicas que se estén formando, que posibilite la máxima  expresión de todas las potencialidades del niño en esta etapa inicial, la cual se materializa en los centros de educación, sin restarle el papel que le compete a la familia y así alcanzar metas mas altas de desarrollo.

En este sistema de estimulación del desarrollo, cada niño marcará la pauta y el programa se ajustará a la velocidad de su respuesta, y no a una carrera contra reloj, donde el que aprendió ganó, pero el que no lo logró, sale desafavorecido, quitándole las oportunidades de que mas tarde lo aprenderá.

Poco a poco se llega lejos, sin apuros ni estancamientos... la oportunidades de aprendizaje deben estar siempre presentes, hasta que el ritmo biológico del niño le permita consolidar lo que se espera 

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