Luego de varios años de trabajo como maestra de primer grado y después en la psicopedagogía y psicología clínica con niños entre 12 meses y 10 años, apoyada en programas orientados a potenciar la integridad del niño en sus diferentes etapas y momentos evolutivos, sus capacidades afectivas, cognitivas, sociales y motoras, surge la inquietud de sistematizar en un instrumento todos aquellos factores neuropsicológicos que desde distintas posiciones y apoyados en diversos autores deben estimularse para que el niño logre el éxito escolar.
Esta inquietud me enamora y compromete en una investigación centrada en la evaluación del niño que me permita, (perdonen lo personal, ya habrá oportunidad de compartirlo con todos), obtener información que va mas allá de las habilidades y conductas que me demuestra, de sus aptitudes y actitudes que le permitan alcanzar la meta sin esfuerzo y en corto tiempo.
Las expectativas de logro que le exigen familia y escuela, padres y docentes, pueden estar por encima de sus potencialidades y sobre todo de su respuesta académica y ponen en riesgo el resto de las actuaciones que involucra el proceso escolar incluyendo sus destrezas socio-emocionales.
Durante el proceso de desarrollo del niño es fundamental que las exigencias educativas se perfilen en pro de su integridad y los adultos que acompañamos este proceso debemos conocer lo esperado para cada momento sin subestimar sus experiencias familiares y comunitarias, incluyendo la escuela, de esta manera adecuar las estrategias metodológicas y hacerlas consistentes con la respuesta a las necesidades del niño.
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