A cada etapa del desarrollo corresponde un hito maduracional que es diferente de una persona a otra. Si bien no hay una edad para decir que se alcanzó la madurez plena, completa y en todos los sentidos y áreas del desarrollo, hay un componente biológico bien importante que la determina y al que hay que prestar detallada atención.
Durante el desarrollo neurológico, los sectores cerebrales tienen su ritmo evolutivo. De esta manera entre uno y dos años, maduran los sectores parietales que garantizan la percepción del movimiento; posteriormente entre los seis y siete años, se logra la interacción morfológica funcional de los sectores occipitales, temporales y parietales que garantiza la plena formación de la imagen del objeto.
En la maduración juega papel predominante la Mielinización del Cuerpo Calloso, que se inicia y desarrolla tres meses luego de la fecundación (Roselli, 2002), y aparece cuando la proliferación y migración celular han terminado, aproximadamente a los 12 años. Una vez mielinizados los axones del cuerpo calloso, disminuye la actividad prefrontal y se reduce el volumen de la sustancia gris, las neuronas alcanzan su funcionamiento completo y conducen rápidamente los impulsos neuronales, que permiten la adquisición de las funciones motoras, emocionales y conductuales (Barkovich, 2001).
Este conjunto de funciones, en conjunto con la memoria, la atención, los niveles de alerta, las funciones auditivas, el lenguaje y la conciencia de sí mismo, son las que permitirán el logro de los requisitos escolares previstos para cada edad, delimitadas en las competencias diseñadas en cada currículum y afectando los cambios en el desarrollo. Estos cambios nos permiten detallar si el curso de este proceso es "normal" o patológico. Así, el desarrollo de las funciones cognitivas, depende de la maduración de otras regiones y conexiones existentes en las regiones corticocorticales y todo tipo de corteza asociativa sensorial y paralímbico, por lo que en niños con discapacidad cognitiva, esta maduración es mas lenta.
Por ello es importante observar la evolución del estado funcional de las diferentes estructuras del desarrollo psicológico del niño, y verla como una herramienta que anticipe los posibles éxitos o fracasos, así como las vías para superar las dificultades, proponiendo pautas de intervención que influyan positivamente en el rendimiento escolar y el aprendizaje significativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario