Considero que la MADUREZ ESCOLAR, está estrechamente ligada con las EMOCIONES del niño, ya que ésta le permite la capacidad para percibir significados no advertidos, para enfrentarse a situaciones sociales "sin tensión emocional y con un mínimo de esfuerzo", que es el argumento que soporta mi planteamiento.
La niñez es la mejor etapa para educar las emociones, pues los niños establecen sus actitudes y aptitudes, que coinciden con la visión que tienen de ellos mismos, reafirmando su autoestima, para luego poder responder siguiendo ciertos lineamientos, según lo aprendido conductualmente de sus padres, maestros y adultos mas significativos, de quienes reciben ejemplos positivos o negativos, y poder entender las consecuencias de sus conductas o terminar en rabietas incontroladas.
Cada edad tiene manifestaciones emocionales propias que la identifican, así el bebé llora para que atiendan sus demandas, mas ésta es una conducta ya no aceptable para niños mayores a 3 años, cuando su lenguaje ya está consolidado, y puede hacer sus solicitudes o dar sus explicaciones, a través de él. De igual manera, hay limitaciones, como ya dije, en el lenguaje o algún tipo de trastorno en el desarrollo, que puede interferir en el reconocimiento de esas emociones y la manifestación de la misma para avisar que algo sucede.
Por otro lado están los adultos que permiten o exigen a los niños comportamientos fuera de edad, tanto como aquellos que mantienen su conducta infantilista, berrinchosa para alcanzar lo que desean, o aquellos que deben comportarse y suprimir emociones como los adultos, o porque son características propias del género, (los hombres no lloran). Ninguno de los dos extremos es adecuado, y es aquí donde la perspectiva debe centrarse en la práctica que los padres y adultos significativos dejen como ejemplo.
De esta manera, el juego paralelo en sus inicios (niños juntos jugando y cada quien juega lo suyo) y luego social (todos juegan lo mismo, con reglas y normas a seguir), es un magnífico aliado para educar en emociones puesto que da la oportunidad de practicar la sinceridad la flexibilidad, los miedos, la asertividad y la paciencia, desarrollando habilidades que le servirán para desenvolverse toda la vida y no solamente para la escuela.
Así veo yo la MADUREZ EMOCIONAL, atendida desde la infancia...
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